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Tihuatlan Cultura: "TIHUATLÁN ANTES Y DESPUÉS"


"Muchos recordamos el Tihuatlán de nuestra infancia. Sólo estaba asfaltada la avenida Cuauhtémoc y la calle 16 de septiembre, con el viejo puente de piedra de la calle 5 de mayo.

El tramo de la Cuauhtémoc que va donde ahora está el Colegio del Amor hasta la Avenida Reforma estaba pavimentado. Ese había sido un logro del Señor Pedro Guerrero, administrador en ese tiempo de la bodega ANDSA.

También la avenida Reforma estaba asfaltada, con tramos deteriorados. Formaba parte de la antigua carretera a la ciudad de Álamo.

Las demás calles eran de tierra, de grava, había maleza y algunas ni se observaban, parecían caminos reales.

En épocas de lluvia se hacían grandes charcos en muchos lugares y en las calles con pendiente, se formaban pequeños arroyos en donde andábamos descalzos.

No había drenajes y se podían ver animales como cerdos y gallinas, entre otros, deambulando por las calles. Eran los fines de los sesentas y principios de los setentas.

Las autoridades provenían de un solo partido, inevitablemente, por lo cerrado del grupo político y la negativa de muchos ciudadanos de aceptar un candidato a presidente que no era nativo de la Villa se generó un clima tenso con enfrentamientos entre grupos de ciudadanos.

El gobernador Rafael Hernández Ochoa, dispuso entonces como autoridad a un Consejo Municipal, encabezado por el Capitán Luis Vega.

Durante su gestión se construyó el antiguo Auditorio Municipal.

En 1979 con el beneplácito de la gran mayoría de la población, sobre todo de la cabecera Municipal, llegó a la Presidencia Municipal, el Señor: Francisco de Jesús Ortiz Yorio; joven empresario, nativo de este lugar.

Durante su gestión, se realizaron obras que cambiaron la imagen del antiguo pueblo de Tihuatlán.

Se pavimentaron las principales calles de la Villa y se introdujo el drenaje.

Se construyó el mercado Municipal, el local para la Cruz Roja, el reloj monumental que se ubica Casi frente a la Escuela José María Morelos, la Unidad deportiva y se dio forma al que actualmente es el campo de béisbol “Alfonso Saucedo”. La biblioteca Municipal y otras obras que escapan a mi memoria.

Pero lo que es verdad y digno de reconocer, es que El Señor Francisco, al que la gente cariñosamente llama “Pancholín” se trazó como meta, transformar Tihuatlán. Y lo logró.

Atrás quedaron las calles de tierra, lodo y grava.

Su gestión fue un parteaguas en la historia de nuestra Villa. Por eso se habla de un Tihuatlán antes y después de Pancholín.

Agrego una anécdota: Era mi alumno Pancholín hijo en la escuela Morelos, los ventanales de varios salones no tenían cristales.

En la gasolinera del crucero 23 había una vidriería y le pedí a Pancholín hijo que preguntara por el precio de un cristal.

Al día siguiente el Señor Francisco Ortiz mandó poner todos los cristales que hacían falta.

Cómo siempre, seguramente faltan datos y se me escapan otros, pero ahí está la obra y el actuar de un ciudadano que ha demostrado el amor a su tierra."


Agradecimiento por su aportación y crónica al C. Gregorio Bustos Serrano


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